· La fe que nos relaciona con Dios nace dentro de nosotros por el Espíritu Santo, y nos mueve a depender de Él, a movernos en Él y a vivir en Él (Hch.17:28).
· La fe descansa en Dios por el conocimiento que tenemos de Él, a través de su Palabra (Ro. 10:17).
· La fe nos relaciona con Dios y nos hace amarle y confiar en Él sin importar las circunstancias, nos mueve a la obediencia y nos impulsa a serie fieles.
Por tanto, como principio rector de la vida cristiana, la fe es la certeza y convicción en Dios que permite al cristiano caminar seguro aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro Señor Jesucristo.
REALICE LAS SIGUIENTES ACTIVIDADES
1. Lean los textos siguientes y escriban sus observaciones en respuesta a esta pregunta: ¿En qué pusieron la fe los discípulos?
1. Hechos 24.24
2. Gálatas 3.26
3. Colosenses 1.4
4. Colosenses 2.5
Estos pasajes y los que preceden lo aclaran bien: Primero, todos los asuntos vitales están centrados en la persona de Jesucristo, no en los «objetos», «ideas» ni aun en «creer en la fe». Eso es lo que separa la fe viva de una fórmula de fe o sistemas seudo-científicos de creencia.
2. Busquen y examinen Romanos 10.6-10 para ayudarse a responder estas preguntas:
1. ¿Qué es lo que se hace con el corazón?
2. ¿Qué es lo que se hace con la boca?
Entonces, el paralelo entre la fe «salvadora» y la fe de «poder» se encuentra en su dependencia de la Palabra del evangelio.
3. Lea los siguientes textos y responda las preguntas:
1. Juan 6.44 ¿Quién puede venir a Jesús?
2. Efesios 2.8- 9 ¿Cuál es el don?
En este versículo existen tres fuerzas en movimiento: Gracia, fe y salvación. Pablo quiere que se entienda bien que bajo ninguna circunstancia nadie puede decir que logra salvarse por iniciativa personal. Aunque la fe salvadora es su respuesta que permite a un Dios de gracia traerle vida eterna, esta sería imposible sin el don y la gracia del Espíritu que lo atrae hacia el Salvador.
4. ¿Que es lo contrario de caminar por fe? (2 Corintios 5.7)
Lean 1 Corintios 2.9-12
Pablo cita en este pasaje al profeta Isaías. Quiere mostrar que nuestra relación con Dios a través de Cristo no es algo que se pueda apreciar con los sentidos naturales. El ojo, el oído o el corazón no pueden percibir lo que Dios ha preparado para nosotros.
¿Cómo se puede percibir? Pablo dice que podemos ver estas maravillas sólo si las revela el Espíritu de Dios. Su Espíritu no las muestra a los ojos, los oídos o el corazón, el centro de las emociones humanas. Por el contrario, se las revela al espíritu humano.
El versículo 11 dice que sólo en nuestro espíritu redimido se puede recibir la Palabra de Dios y la revelación, separadas de la distorsión que viene de los ojos, los oídos y el corazón.
Nuestra fe se fortalecerá únicamente en la medida en que aprendamos a confiar en su Palabra, yendo más allá de las emociones, viviendo y respondiendo a las circunstancias a través de lo que entendemos por verdad a causa de su Palabra, no por lo que sintamos, veamos o pensemos en el plano natural.
Para finalizar, aunque la fe salvadora es una experiencia arraigada en el espacio y el tiempo también es continua. Con esto quiero decir que la fe que usted emplea para confiar todos los días en Dios es la misma fe que utilizó para la conversión. La fe se desarrolla, se vuelve más fuerte y también evoluciona; pero no cambia la esencia.
Esto es algo digno y maravilloso de observar y recordar, porque muestra cómo Dios promete cubrir cada necesidad que tenga hoy en su vida, ¡y cubrirla a través de ese sencillo proceso de fe que usted inició!
ACTIVIDAD INDIVIDUAL
Narre su propia experiencia de fe salvadora. Describa cómo llegó a creer en el Hijo de Dios. ¿Cómo lo atrajo Dios? ¿Cómo oyó por primera vez el evangelio, la palabra de salvación por gracia? Al escribir su experiencia, pídale al Señor que le muestre cómo ha continuado la obra que puso en marcha la posibilidad de fe para su vida. ¡Pídale al Señor que le muestre cualquier corrección y arrepentimiento que deba ofrecer para que su vida de fe se examine de tal manera que otra vez vuelva a ser fe salvadora!
AMOR
Amor como Atributo de Dios
Es el atributo moral que lleva a Dios a establecer relaciones con sus criaturas de manera general, y con sus hijos, de manera especial para concederles todo el bien posible, de manera desinteresada, incesante y perfecta.
Amor como Principio Rector (1Jn. 4:7-12).
Es el sentimiento producido por el Espíritu Santo que mueve al creyente a amar a Dios y a sus semejantes. El amor es la expresión perfecta de la esencia divina, esto explica por qué establece relaciones con sus criaturas, de manera general, y con sus hijos, de manera especial, para concederles todo el bien posible.
El amor de Dios hacia nosotros produce adoración, obediencia hacia Él, y el reflejo en nuestras vidas hace suplir las necesidades de nuestros semejantes en lo espiritual y en lo material.
Las palabras usadas en la Biblia que se traducen como "amor" son:
En al Antiguo testamento: 'ahab
· En el Nuevo Testamento: ágape y fileo (donde cada una se refiere a un tipo de amor distinto)
El amor ágape solo puede venir de Dios ya que expresa el profundo y constante amor e interés de un ser perfecto hacia personas totalmente indignas de este amor, produciendo y promoviendo en ellos un amor reverente hacia el dador y un amor practico hacia aquellos que participan del mismo, además de un deseo de ayudar a otros a que busquen al dador. Es decir, un amor que es capaz de valorar y estimar, bondadoso y dispuesto a servir. (1 Juan 4:8)
El amor fileo denota un afecto entrañable (Jn. 11:3, 36) y para el placer de hacer cosas que resultan agradables (Mat. 6:5)
ACTIVIDAD EN GRUPO
Relaciona los textos de la izquierda con las definiciones de la derecha.
El Amor de Dios:
(1 Juan 4.8)
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Tiene como su perfecta manifestación y realización a
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(Juan 3:16)
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Nuestro Señor Jesucristo.
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(Juan 3:16)
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Escoge a las personas.
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(Mat. 5:45)
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Realiza la renovación interior del hombre.
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(Efe. 1:3-4)
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Es el resumen de toda la Ley.
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(Rom. 5:5)
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Es universal e infinito.
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(1 Cor. 6:11)
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Derrama su Espíritu en los corazones de los creyentes.
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(Tit. 3:5)
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Está en su naturaleza divina.
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(Gal. 5:14)
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Realiza en el cristiano la purificación, la santificación y la justificación.
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Nuestro Amor a Dios
(1 Juan 4:19)
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1. Expresado en servicio, obediencia y reverencia.
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(Deut. 6:5)
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2. Debe ser activo y concreto.
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(Deut. 10:12-13)
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3. Debe ser total y pleno.
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(1Juan 2:6)
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4. El hombre debe amar a Dios en respuesta al amor que El nos da sin nosotros merecerlo.
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Nuestro amor al prójimo
(Lev. 19:18)
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1. Debe incluir a nuestros enemigos y perseguidores.
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(Mat. 5:43-44)
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2. Es una respuesta sincera y fundamental del corazón del hombre al amor de Dios.
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(Luc.10:33-37)
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3. Es la mayor señal que el mundo exterior tiene de la realidad del Amor de Dios.
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(1Cor. 13)
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4. Es ordenado por Dios.
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(Mat. 25:40)
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5. Debe manifestarse de forma práctica y activa.
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(Juan 13:35)
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6. Se debe a que vemos en nuestros hermanos a Cristo mismo.
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ACTIVIDAD PERSONAL.
Organizar y realizar una actividad que te permita poner en práctica tu amor hacia el prójimo.
FIDELIDAD (He. 10-.23-25).
La fidelidad es la virtud que mueve al creyente a conservar, cotidianamente, la lealtad debida a su Salvador, en plenitud de fe, anunciando y viviendo el evangelio de nuestro Señor Jesucristo (Mt 25:21). Al cumplir con este principio que nos relaciona con Dios, gozamos del cumplimiento de todas sus promesas.
Recordemos que "fe" traducido al griego como "pistis", viene del hebreo "emunah", que significa "fe obediente", "fe que obedece" o "fe que se expresa en una forma de vida acorde a lo que se cree".
Sin embargo, para los griegos, "pistis" significa "convicción" de la existencia de algo: "Tengo la convicción de que Dios existe" o "Tengo la convicción de que Jesús es el Hijo de Dios, que murió y resucitó al tercer día".
Pero "emunah" significa, "apegar mi vida a lo que creo, obedecer lo que creo, hacer y vivir conforme lo que creo".
De ahí viene: "No seáis oidores olvidadizos, sino hacedores de la palabra". Dicho de otra manera: son mis hechos diarios los que muestran y confirman mi fidelidad.
Hay millones de personas que están convencidas de que "Jesús es el Señor y Dios le levantó de los muertos al tercer día"; pero no viven lo que creen, pues la mayoría de las veces tienen separada la fe de la obediencia.
Un “justo” es una persona que vive apegada obedientemente, por amor y temor reverente, a la voluntad divina como ha sido expresada en las Escrituras. Por tanto, el “justo” vivirá siempre por su emunah (fe),
por su confianza obediente. Separar la fe de la obediencia práctica, o la obediencia práctica de la fe es un grave daño al corazón mismo de doctrina de la justificación por la fe. El que cree obedece y el que obedece debe hacerlo por fe. Cuando esta fórmula es alterada de cualquier modo y separada la una de la otra, el resultado es por un lado racionalismo (aceptación intelectual y no obediencia) y por el otro, legalismo, pensar que al obedecer las instrucciones divinas, me "gano" la justicia divina que tiene que ser dada sobre la base de mi propia capacidad para obedecer. Pablo demanda ambas cosas al citar dos textos de
la Ley donde por un lado se exige al hombre obediencia, y por el otro confianza, a fin de que la fe y la obediencia y la obediencia y la fe, estén presentes siempre como pilares para la justificación prometida en la Ley.
El corazón de la enseñanza de Pablo en Rom. 10:5-10 es que la confianza obediente de Jesús en Dios en todas las cosas que le fueron pedidas y de las cuales nunca se alejó bajo ninguna circunstancia, introdujo los méritos para que Dios pudiera imputamos Su justicia por la fidelidad de Jesús a Dios.
por su confianza obediente. Separar la fe de la obediencia práctica, o la obediencia práctica de la fe es un grave daño al corazón mismo de doctrina de la justificación por la fe. El que cree obedece y el que obedece debe hacerlo por fe. Cuando esta fórmula es alterada de cualquier modo y separada la una de la otra, el resultado es por un lado racionalismo (aceptación intelectual y no obediencia) y por el otro, legalismo, pensar que al obedecer las instrucciones divinas, me "gano" la justicia divina que tiene que ser dada sobre la base de mi propia capacidad para obedecer. Pablo demanda ambas cosas al citar dos textos de
la Ley donde por un lado se exige al hombre obediencia, y por el otro confianza, a fin de que la fe y la obediencia y la obediencia y la fe, estén presentes siempre como pilares para la justificación prometida en la Ley.
El corazón de la enseñanza de Pablo en Rom. 10:5-10 es que la confianza obediente de Jesús en Dios en todas las cosas que le fueron pedidas y de las cuales nunca se alejó bajo ninguna circunstancia, introdujo los méritos para que Dios pudiera imputamos Su justicia por la fidelidad de Jesús a Dios.
¿Cuál es la palabra de fe? Los dos lados requeridos por la Palabra de Dios. Por uno obediencia (Lev. 18:5) y por el otro, confianza (Deu. 30:11-14). Debido a que el mismo Moisés establece ambos, buscar la justicia divina apoyándose solamente en uno de los dos, es contrario a la voluntad de Dios ya que se nos demanda ambos: por un lado nuestra disposición a obedecer de corazón los mandamientos y por el otro absoluta confianza en Dios de que aun cuando yo sea débil, por la fe de Jesús en Dios, recibo de gracia la justicia divina que me permite tener comunión con El. Ambos extremos se vieron en el primer siglo y continúan viéndose hoy día:
· Un sistema que se basa en la obediencia mecánica de los mandamientos, pretendiendo ganar así su parte en el mundo por venir.
· Y un sistema que, ignorando la responsabilidad del hombre con los mandamientos divinos, demanda simplemente fe intelectual, de aceptación intelectual, sin obediencia real.
El nuevo corazón y el nuevo espíritu que son prometidos en la Ley y en los profetas, no son dados simplemente para adorno espiritual, sino para estar en condiciones de vivir haciendo la voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Consecuentemente, solamente por medio del arrepentimiento sincero expresado en la obediencia motivada por el amor y el temor reverente a Dios, se revela la palabra de fe por la cual Dios, sobre la base de la fe obediente de Su justo Mesías, nos declara inocentes de la culpabilidad del pecado intencional y nos perdona las transgresiones para bien, vida y paz. Por lo tanto, no estamos hablando aquí de dos sistemas de salvación, uno por las obras y otro por la fe, como la mayoría a interpretado, sino mostrando que ambos forman parte de un mismo y único aspecto, nuestra fidelidad a Dios. La separación de ambos la ha hecho el hombre, no Dios.
Consecuentemente, solamente por medio del arrepentimiento sincero expresado en la obediencia motivada por el amor y el temor reverente a Dios, se revela la palabra de fe por la cual Dios, sobre la base de la fe obediente de Su justo Mesías, nos declara inocentes de la culpabilidad del pecado intencional y nos perdona las transgresiones para bien, vida y paz. Por lo tanto, no estamos hablando aquí de dos sistemas de salvación, uno por las obras y otro por la fe, como la mayoría a interpretado, sino mostrando que ambos forman parte de un mismo y único aspecto, nuestra fidelidad a Dios. La separación de ambos la ha hecho el hombre, no Dios.